Nada mejor que estrenar una toalla de playa, tan suave, esponjosa y cómoda. Pero, ¿no te pasa que al final del verano ya no es la misma, y que se puso vieja muy rápido? Es que el sol, la arena, la sal y la humedad la va deteriorando, por lo que tus toallas necesitan un buen cuidado para mantenerlas en óptimas condiciones siempre.
Sigue leyendo y aprende unos consejos para cuidarlas.
Ya sea si te tendiste en la playa o pasto, una vez que te vayas sacúde tu toalla muy bien, quitándole los restos de arena y ramas que puedan quedar en ella. Puedes hacerlo otra vez llegando a tu casa para asegurarte que quede bien limpia.
Si lavamos y secamos las toallas muy seguido, se terminarán estropeando más rápido. Basta que las laves cada tres usos si se ensucia poco, y cada cinco o seis usos si solo has ido a la playa o piscina.
Elige siempre un lugar fresco y seco para guardar las toallas. El vapor del baño hace que las toallas se humedezcan y no alcancen a secarse como es debido, lo que hará que se dañen, incluso provocando hongos.
El agua caliente no es buena para este tipo de telas, ya que las fibras pueden encogerse y estropearse más rápido. Utiliza un modo suave en la máquina, prefiere un jabón más bien neutro y evita el uso de suavizantes.
Si bien la secadora deja las toallas esponjosas, también le daña las fibras que pueden terminar deshilachándose. Evita las horas de más sol y no las pongas directo, prefiere una luz indirecta.
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